Los investigadores que trabajan en una amplia gama de disciplinas de las ciencias de la vida confían en los ultracongeladores (ULT) para el almacenamiento seguro de muestras biológicas, desde sangre, células y tejidos hasta fármacos y vacunas candidatas. Una temperatura interna constante y precisa garantiza la viabilidad de estos valiosos materiales de estudio y es vital para la fiabilidad de los resultados.

Los congeladores ULT obsoletos no solo son ineficientes (debido a un aislamiento y disipación de calor deficientes), sino que también pueden comprometer la viabilidad de las muestras y los resultados de la investigación debido a averías frecuentes. Un aislamiento deficiente también implica que las unidades antiguas se calentarán rápidamente en caso de un corte de electricidad, dejando poco tiempo para tomar medidas correctivas.

Los técnicos de laboratorio de la Universidad de Sussex experimentaron de primera mano estos desafíos, trabajando con una selección de congeladores obsoletos, todos con entre 15 y 25 años de antigüedad. Para mitigar los problemas, el equipo desarrolló un sofisticado sistema de alarma para alertar a los técnicos sobre cambios de temperatura. Sin embargo, esta configuración distaba mucho de ser ideal, ya que a menudo era imprecisa y enviaba notificaciones incorrectas al personal en plena noche o durante las vacaciones, que posteriormente resultaron ser falsas alarmas.

Además, el seguro del laboratorio solo cubría congeladores con menos de 15 años de antigüedad, lo que los exponía a un riesgo considerable de perder muestras sin posibilidad de recuperar los costos debido a la antigüedad de sus unidades de almacenamiento frigorífico. Por lo tanto, el grupo necesitaba urgentemente una nueva solución de almacenamiento frigorífico con mejor aislamiento y retención de frío, un sistema de detección temprana de fluctuaciones de temperatura y un mantenimiento preventivo proactivo integrado.

Además, la Universidad de Sussex adopta activamente iniciativas ecológicas, como el Marco de Evaluación de la Eficiencia de Laboratorio (LEAF), y aspira a convertirse en una de las universidades más sostenibles del mundo. El alto consumo energético de sus antiguos congeladores reforzó la necesidad de sustituir por completo su anterior sistema de almacenamiento frigorífico por congeladores ultracongeladores (ULT) más eficientes energéticamente, lo que facilitaría la transición hacia una institución con cero emisiones netas.

Las tecnologías innovadoras aportan una gran cantidad de beneficios

La universidad adquirió congeladores ULT de última generación que combinan compresores de conversión de frecuencia y refrigerantes de hidrocarburos, y rápidamente notó mejoras en la seguridad de las muestras, la eficiencia energética y la sostenibilidad.

Las unidades antiguas consumían hasta 20 kWh al día cada una, mientras que el aislamiento mejorado y la mayor eficiencia energética de los nuevos congeladores resultan en un consumo de aproximadamente 8,2 kWh por congelador al día. Además, la fiable estabilidad de temperatura de los nuevos congeladores permite que ahora se ajusten a -70 °C en lugar de -80 °C sin afectar la viabilidad de las muestras, lo que reduce el consumo de electricidad en un 50 % adicional.

Esta drástica reducción de los requisitos energéticos ha supuesto un ahorro de costes anual de más de 400 libras por congelador.

La modernización también ofrece la oportunidad de consolidar el almacenamiento frigorífico y desechar muestras antiguas. Además, la organización mejorada de las nuevas unidades ha ayudado a los investigadores a reducir el número total de congeladores necesarios de 24 a 20. Esto ha optimizado el uso del valioso espacio del laboratorio y ha reducido aún más el gasto energético, lo que supone un ahorro energético anual de aproximadamente 100 000 kWh, o aproximadamente 20 000 libras esterlinas al año en costes, lo que proporciona un retorno total de la inversión en tan solo siete años.

La seguridad de las muestras se ve reforzada por los largos tiempos de retención que ofrecen los nuevos congeladores. Estas unidades permanecen por debajo de -50 °C hasta 24 horas sin electricidad, gracias a su avanzado aislamiento y capacidad de retención de temperatura. Esto ha mejorado considerablemente la conservación de las muestras en caso de un corte de electricidad y ofrece a los miembros del equipo la tranquilidad de disponer de un plazo más amplio para recuperarlas. Además, se ha instalado un sistema de monitorización y registro de datos de vanguardia junto a los congeladores, que alerta al personal por mensaje de texto, llamada telefónica o correo electrónico si se produce una discrepancia de temperatura, lo que proporciona un nivel adicional de confianza y permite a los empleados realizar un seguimiento preciso de los cambios de temperatura a lo largo del tiempo.

Las bases de un futuro más verde

El enfoque proactivo de la Universidad de Sussex para abordar los desafíos asociados con los equipos de almacenamiento en frío heredados ha generado beneficios significativos. La transformación de sus capacidades de almacenamiento en frío con tecnología avanzada de conversión de frecuencia ha mejorado la eficiencia operativa, la conservación de muestras y la rentabilidad de la institución, liberando fondos que pueden reinvertirse en investigación vital. La instalación de un conjunto de nuevas unidades de congelación también representa un paso significativo hacia el logro de los objetivos de sostenibilidad de la universidad y ha establecido un marco para el futuro.